20090922

Deformación de la historia


‘Los cristianos miran la historia desde la óptica del amor de Dios. Convicción: El mundo es un don de Dios. Dios ha entrado en las vicisitudes y en los acontecimientos de la historia humana. La creación tiene una razón y un fin. En vez de ser el resultado de un hecho casual, el mundo ha sido querido por Dios, y revela su glorioso esplendor’ (Benedicto XVI, Discurso en el encuentro con representantes religiosos en Galilea. Tierra Santa, 14-05-2009)

Sólo se vive una vez. Para algunos significa sólo disfrutar el presente tomando lo que se le antoje. ¡No te quedes con las ganas! ¡Éntrale! Hebreos 9, 27: ‘Sólo se muere una vez’ … Sólo se vive una vez. Jesús nos alerta: ‘Velad y orad para no caer en tentación’ (Mc 14, 38) Es tan fácil forjar cadenas que paralizan, dormirse en anillos de fracasos, caer en el estado latente de añoranzas, inmovilizarnos con grilletes de cobardía … ¡hechas de papel y sólo coloreadas de hierro que no se atreven a romper para ser libres!

"Invertid bien vuestra vida, que es un talento que hay que hacer fructificar, y recordad que sólo se vive una vez". (JPII 2005)

No hay mayor don que la propia vida. Libres de hacer en la vida y con la vida lo que queramos, pero somos responsables de la inversión que en ella vamos haciendo cada cual en bien o en mal, responsables de hacer HISTORIA

El sin sentido de la Historia forja falta de personalidad. La post-modernidad no tiene conciencia de historia, más bien posee un sentido ahistórico. Urge forjar un nexo unitivo entre lo que fue y lo que es para dejar un margen abierto para el porvenir. El pasado no es pasivo o muerto. Es perspectiva y continuidad. Urge la inquietud permanente buscar la verdad en la historia para no perder el piso

‘La memoria se configura como un derecho que corresponde a cada grupo humano para profundizar en la propia identidad…
Es esencial que esa memoria no sea selectiva y sesgada, ni intente imponer a todos una visión uniforme. Debe desarrollarse a partir de una aproximación «abierta, objetiva y científica» a los hechos…’ Juan Pablo II

Historiadores serios, responsables investigadores, sanos intelectuales deben estudiar la historia. Nadie tiene derecho a imponer una «verdad oficial» … propia de los sistemas totalitarios. En el marco de la razón y el sentido común, el recuerdo de los antecesores refuerza la propia identidad y ayuda a comprender el complejo mundo en que vivimos. Además, la presencia del mal muchas veces termina siendo una invitación a hacer el bien.

Evitar el error más grave para un historiador: el anacronismo, es decir, juzgar la realidad de antes con ojos y mentalidad de hoy.

Benedicto XVI
Cualquier episodio, cualquier frase, cualquier gesto de Benedicto XVI son sacados de contexto para atacarle sin piedad, incluso ridiculizarle. “…la única vía eficaz para luchar contra la epidemia es una renovación espiritual y humana de la sexualidad”. Esta frase ha dado la vuelta al mundo, de mil formas y con interpretaciones variadísimas. Hay tantos intereses en juego.

Muchas veces el lobby mediático unas veces cambia radicalmente el concepto y la cultura de la sexualidad en nombre de la libertad en consonancia con liberalismo económico o ateísmo materialista, otras legitima la separación entre el sexo, la sexualidad y el amor. Nos asegura que frente al amor y el compromiso, lo más importante es el placer. ¡Hay que eliminar la valoración ética! ¡Todo está permitido! Y remacha una y otra vez que el código moral depende en exclusiva del individuo ya que éste es origen y fin de cualquier norma.

Pregunta. Santidad, entre los muchos males que afligen a África, destaca el de la difusión del SIDA. La postura de la Iglesia católica sobre el modo de luchar contra él a menudo no se considera realista ni eficaz. ¿Afrontará este tema durante el viaje? (Philippe Visseyrias de France 2)

Benedicto XVI:
“Yo diría lo contrario: pienso que la realidad más eficiente, más presente en el frente de la lucha contra el SIDA es precisamente la Iglesia católica, con sus movimientos, con sus diversas realidades. Pienso en la Comunidad de San Egidio que hace mucho, visible e invisiblemente, en la lucha contra el SIDA, en los Camilos, en tantas otras cosas, n todas las religiosas que están al servicio de los enfermos. Diría que no se puede superar este problema del SIDA sólo con dinero, aunque éste sea necesario. Pero si no hay alma, si los africanos no ayudan (comprometiendo la responsabilidad personal), no se puede solucionar este flagelo distribuyendo preservativos; al contrario, aumentan el problema. La solución sólo puede ser doble: La primera, una humanización de la sexualidad, es decir, una renovación espiritual y humana que conlleve una nueva forma de comportarse el uno con el otro. La segunda, una verdadera amistad también y sobre todo con las personas que sufren; una disponibilidad, aun a costa de sacrificios, con renuncias personales, a estar con los que sufren. Éstos son los factores que ayudan y que traen progresos visibles- Por tanto, yo diría que nuestras dos fuerzas son éstas: Renovar al hombre interiormente, darle fuerza espiritual y humana para un comportamiento correcto con respecto a su propio cuerpo y al de los demás, capacidad de sufrir con los que sufren, de permanecer presente en las situaciones de prueba. Me parece que ésta es la respuesta correcta. Y la Iglesia hace esto. Así da una contribución muy grande e importante. Damos las gracias a todos los que lo hacen” (Benedicto XVI, VUELO HACIA ÁFRICA, martes 17 de Marzo de 2009)

Críticas:
No deja de resultar curiosa y sorprendente la atención obsesiva que la jerarquía católica otorga a la sexualidad y la reproducción humanas dentro de la moral. Una acumulación de hechos pone al vivo y renueva esta ancestral actitud.

Le bastaron cinco minutos para tirar por tierra el trabajo de los 20 últimos años de la ONU; instruyendo a la población africana a usar el preservativo contra la propagación del VIH.

BICENTENARIO

Ataques a la Iglesia:
Hace dos siglos la jerarquía católica mexicana maldijo, degradó y excomulgó al cura Hidalgo. Ahora, de manera oportunista, exige participar en las celebraciones del Bicentenario de la Independencia. El proceso degradatorio del cura Hidalgo se hizo el 29 de julio de 1811, en el Hospital Real de Chihuahua. Consistió en rasparle con un cuchillo la piel de la cabeza, las palmas de las manos y las yemas de los dedos para arrancarle el orden sacerdotal. A continuación lo despojaron de sus ornamentos religiosos y le quitaron la sotana. Le entregaron al gobierno español para que lo fusilara, sin ninguna de las prerrogativas y beneficios eclesiásticos en que antes se amparaba cualquier reo. (Certificación oficial solamente dice: «Después de la degradación, y despojado de los ornamentos sagrados, con la ceremonia que manda la santa Iglesia, fue registrado)
La Iglesia católica no tiene por qué participar, porque México es un Estado laico y además excomulgó a Miguel Hidalgo, el Padre de la Patria, y además no reconoció la gesta independentista sino hasta el año de 1836 (Milenio, 28 de marzo de 2008).
Hago votos por que se siga manteniendo el perfil académico y laico que esta organización requiere. ¡Amén, así sea!

Benedicto XV: Su actuación ante la Primera Guerra Mundial ha quedado en la penumbra.
Habla Benedicto XVI:
‘ … La guerra, con su estela de lutos y destrucciones, desde siempre se considera con razón una calamidad que contradice el proyecto de Dios, el cual ha creado todo para la existencia y, en particular, quiere hacer del género humano una familia. .. En este momento no puedo por menos de remontarme con el pensamiento a una fecha significativa: el 1 de agosto de 1917, hace exactamente 90 años, mi venerado predecesor el Papa Benedicto XV dirigió su celebre "Nota a las potencias beligerantes", solicitándoles que pusieran fin a la primera guerra mundial (cf. AAS 9 [1917] 417-420).
Mientras se desarrollaba aquel terrible conflicto, el Papa tuvo la valentía de afirmar que se trataba de una "matanza inútil". Esta expresión ha quedado grabada en la historia. Se justificaba en la situación concreta de aquel verano de 1917, especialmente en este frente véneto. “Matanza inútil" encierran también un valor más amplio, profético, y se pueden aplicar a muchos otros conflictos que han segado innumerables vidas humanas.
Precisamente las tierras donde nos encontramos, que de por sí hablan de paz, de armonía, de la bondad del Creador fueron escenario de la Primera Guerra Mundial, como aún evocan tantos testimonios y algunos conmovedores cantos de los alpinos. No hay que olvidar esos acontecimientos. Es necesario aprender de las experiencias negativas, que por desgracia vivieron nuestros padres para no repetirlas. La "Nota" del Papa Benedicto XV no se limitaba a condenar la guerra. Indicaba, en un plano jurídico, los caminos para construir una paz justa y duradera: fuerza moral del derecho, desarme equilibrado y controlado, arbitraje en controversias, libertad de los mares, condonación recíproca de los gastos bélicos, restitución de los territorios ocupados, negociaciones justas. La propuesta de la Santa Sede se orientaba al futuro de Europa y del mundo, de inspiración cristiana, que todos pueden compartir, porque se funda en el derecho de gentes. Misma línea de Pablo VI y Juan Pablo II en la ONU: "¡Nunca más la guerra!". Desde este lugar de paz, en el que se sienten más vivamente aún como inaceptables los horrores de las "matanzas inútiles", renuevo el llamamiento a emprender con tenacidad el camino del derecho, a rechazar con determinación la carrera de armamentos y, más en general, a evitar la tentación de afrontar situaciones nuevas con sistemas antiguos. (Benedicto XVI, 22 julio 2007)

Gran Bretaña estaba dispuesto a mantener la guerra hasta el final (liquidación clase militar alemana). Estados Unidos veía con desconfianza a Benedicto XV. En la Alianza se excluye a la Santa Sede de la futura Conferencia de Paz. Fue ignorado por los países beligerantes.
Ya desde 1914, Benedicto XV había propuesto una ‘Tregua de Navidad’, para poner término a lo que él denominaba ‘El suicidio de Europa’ (inicialmente aceptado por los alemanes pero desechado por los Aliados). Sus intervenciones regulares en Italia eran desechadas, y diluidas. El Tratado de Londres de 1915 incluía provisiones secretas donde los Aliados acordaban con Italia, ignorar los movimientos papales hacia la Paz.
‘Quieren condenarme al silencio, pero no conseguirán sellar mis labios. La paternidad espiritual y universal de la que estoy investido me impone el preciso deber de invitar a la paz a mis hijos que se matan de un lado y otro de la barricada’
La publicación de los siete puntos de su Nota de Paz de Agosto de 1917 fue rotundamente ignorada por todas las partes involucradas en la guerra, exceptuando Austria-Hungria.
5 de mayo de 1917:

‘Nuestra ardiente voz suplicante, implorando el fin del vasto conflicto, el suicidio de la Europa civilizada, fue entonces y permanece aún desoída. En verdad, parece que la oscura marea del odio crece más y más entre las naciones beligerantes y arrastra a otros países en su espantoso avance, multiplicando las ruinas y la masacre. Sin embargo, Nuestra confianza no disminuyó...Y puesto que todas las gracias que el Autor de todo bien se digna concedernos son, por un designio amoroso de su Divina Providencia, otorgadas por las manos de la Santísima Virgen, Nos queremos que, ahora más que nunca, en esta hora espantosa, esta petición de Sus hijos más afligidos, se vuelva viva y confiada hacia la augusta Madre de Dios’

Ofreció una actitud conciliadora, esforzándose por obtener una solución pacífica al conflicto, manifestando desde el primer momento la neutralidad de la Iglesia Católica.
A pesar de solicitársele una definición de paz, el Vaticano fue excluido de la Conferencia de Paz de París en 1919.
El fracaso de Benedicto XV como hombre de paz fue fracaso de la paz. Alertó sobre los sentimientos de venganza, más que de justicia, de los tratados de Versalles y Saint-Germann.

PIO XI
El nuevo Papa era estudioso, intelectual de hondura, preparado por sus muchas lecturas para dirigir las dos principales bibliotecas de Italia: Vaticana y Ambrosia
Pio XI poseía talante de historiador, que no actuaba a la ligera, que se documentaba y preparaba antes de llegar a una conclusión. Su talante autoritario le llevó a enfrentarse con decisión a Mussolini y a Hitler. Al enterarse que Hitler visitaría Roma, marchó a Castelgandolfo, cerró los museos vaticanos, ‘Es enorme tristeza ver que en Roma se alza una cruz que no es la de Cristo’

Tratados de Letrán 1929 (11 febrero)
Se crea el Estado de la Ciudad del Vaticano. Mínimo en extensión : 44 hectáreas. Atributos propios de soberanía
Pio XI Historiador
Consciente de lo que los Estados Pontificios representaban para el papado, no dudó en el final de la tradición. Cedió mucho. Consiguió un concordato por el que la Iglesia conseguía en Italia las condiciones adecuadas para ejercer con libertad su misión evangelizadora. Consiguió la aceptación de la doctrina cristiana como fundamento de la convivencia civil y el reconocimiento de la función pública de la Iglesia
Primó en Pio XI su función religiosa sobre sus derechos históricos, su función pastoral sobre la tradicional
Exigió sólo ese mínimo de Estado donde sustentar su soberanía.
‘Cuando un territorio puede enorgullecerse de poseer la columnata de Bernini, la cúpula de Miguel Angel, los tesoros de ciencia y de arte contenidos en Archivos y Biblitoecas en Museos y Galerías del Vaticano, cuando un territorio cubre y guarda la tumba del Príncipe de los Apóstoles, se tiene el derecho de afirmar que no existe en el mundo un territorio más grande y precioso’
(Los Papas del Siglo XX, Juan Maria Laboa, BAC)

LEYENDA NEGRA, PIO XII

Profundamente injusto juzgar a Pío XII durante la guerra con el velo del prejuicio, olvidando el contexto histórico y la enorme obra de caridad abriendo las puertas de seminarios e institutos religiosos, acogiendo a refugiados y perseguidos
No hay lugar para ninguna "leyenda negra" sobre la postura de Pío XII respecto al exterminio de los judíos en Alemania bajo el nazismo. El Papa no era en absoluto filo-nazi. No aprobó el genocidio. Ante los «Silencios» oficiales, falta de condena pública del Holocausto por parte de la Santa Sede entenderla en la peculiar situación histórica de aquellos dramáticos momentos. La Iglesia católica se vio sorprendida por la impresionante y rompedora novedad del nazismo. El Cardenal Pacelli contribuyó a la redacción de la encíclica «Mit Brennender Sorge», una fuerte condena de régimen y filosofía del nazismo. Sólo destruyendo la influencia de la cultura católica y de la enseñanza magisterial del Papa, los comunistas pensaban que podían dominar la Europa del Este y extender el comunismo por todas partes.
Nazismo y el comunismo orquestaron campaña de calumnias contra Pío XII. Decisivo fue Rolf Hochhuth, con el drama teatral «El Vicario», traducido a veinte idiomas, promovido masivamente por los medios de comunicación, mostrando a un Pío XII, silencioso, cobarde, apático y antisemita.
Pío XII se empeñó a fondo para evitar la guerra. Una vez que la masacre empezó, proporcionó ayuda y consuelo a los perseguidos. Esta inmensa obra humanitaria está sólidamente probada por documentos y testimonios. Jefes mundiales de comunidades israelíes conscientes de obra realizada por Pio XII. La Iglesia Católica recibió donaciones judías, al final de la guerra, de hasta dos millones liras
David G. Dalin, historiador judio, defiende que Pío XII salvó más vidas de judíos que cualquier otra persona
Radio Mensaje Navidad 1942

‘Necesidad para la humanidad de hacer “un voto solemne de no descansar jamás hasta que las almas valientes de cada pueblo y nación de la Tierra se levantaran formando legiones resueltas a formar sociedad y a dedicarse al servicio de la persona humana y de una sociedad humana divinamente ennoblecida”
“La Humanidad les debe este voto a todas las víctimas de la guerra, incluyendo “los cientos de miles que, sin culpa alguna por su parte, y solamente a causa de su nacionalidad o raza, han sido condenados a muerte o a la extinción paulatina” (énfasis añadido)

La leyenda negra contra Pío XII: Cardenal Tarcisio Bertone, secretario de Estado, al presentar el libro del periodista italiano Andrea Tornielli «Pío XII, Eugenio Pacelli – Un hombre en el trono de Pedro» («Pio XII, Eugenio Pacelli. Un uomo sul trono di Pietro») 5 junio, 2007

1. Una «leyenda negra»
La figura de Eugenio Pacelli, Papa Pío XII, se encuentra ya desde hace décadas en el centro de agudas polémicas. El pontífice romano que guió la Iglesia en los terribles años de la segunda guerra mundial y después en la guerra fría es víctima de una leyenda negra que ha acabado por afirmarse hasta el punto de que es difícil incluso de rasguñar, aunque los documentos y testimonios hayan probado su total inconsistencia.

Uno de los desagradables efectos «secundarios», por llamarlos de algún modo, de esta leyenda negra, que presenta falsamente al Papa Pacelli como indulgente con el nazismo e insensible ante la suerte de las víctimas de la persecución, consiste en haber hecho olvidar totalmente el extraordinario magisterio de este Papa que fue el precursor del Concilio Vaticano II. Como sucedió con las figuras de otros dos Papas del mismo nombre --el beato Pío IX, del que sólo se habla en relación con temas ligados a la política del Resurgimiento italiano; y san Pío X, recordado con frecuencia únicamente por su valiente batalla contra el modernismo--, también se corre el riesgo de reducir todo el pontificado de Pacelli a la cuestión de los presuntos «silencios».

2. La actividad pastoral de Pío XII
Estoy aquí, por tanto, en esta tarde, para ofrecer un breve testimonio de un hombre de Iglesia que, por su santidad personal, resplandece como un luminoso testigo del sacerdocio católico y del supremo pontificado. Ciertamente ya había leído muchos ensayos interesantes sobre la figura y la obra del Papa Pío XII, de las sumamente conocidas «Actes et Documents du Saint Siège», a las biografías de Nazareno Padellaro, de sor Margherita Marchione, del padre Pierre Blet, entre las primeras que se me pasan por la mente. Por no hablar de los «Discursos de guerra» del Papa Pacelli que, si lo desean, están disponibles en formato electrónico, y que me resultan totalmente interesantes también hoy por doctrina, por inspiración pastoral, por finura de lenguaje literario, por fuerza humana y civil.

En definitiva, ya sabía bastante sobre el «Pastor Angelicus et Defensor Civitatis». Sin embargo, hay que dar gracias al señor Andrea Tornielli, pues en esta voluminosa y documentada biografía, recurriendo a muchos escritos inéditos, nos restituye la grandeza de la figura de Pío XII, nos permite profundizar en su humanidad, nos hace redescubrir su magisterio. Nos recuerda, por ejemplo, su encíclica sobre la liturgia, sobre la reforma de los ritos de la Semana Santa, el gran trabajo preparatorio que desembocará en la reforma liturgia conciliar.

Pío XII abre el camino a la aplicación del método histórico-crítico a la Sagrada Escritura, y en la encíclica «Divino afflante Spiritu» establece las normas doctrinales para el estudio de la Sagrada Escritura, subrayando su importancia y papel para la vida cristiana. En la encíclica
«Humani generis» toma en consideración, si bien con cautela, la teoría de la evolución. Pío XII imprime también un notable impulso a la actividad misionera con las encíclicas «Evangelii Praecones» (1951) y «Fidei donum» (1957, de la que se celebra el quincuagésimo año), subrayando el deber de la Iglesia de anunciar el Evangelio a las gentes, como hará después el Concilio Vaticano II. El Papa se niega a hacer coincidir el cristianismo con la cultura occidental, así como con un determinado sistema político.

Pío XII sigue siendo, todavía hoy, el Papa que ha dado más espacio a las mujeres en sus canonizaciones y beatificaciones: el 54,4 por ciento en las canonizaciones, y el 62,5 por ciento en las beatificaciones. De hecho, en varias ocasiones, este pontífice había hablado de los derechos femeninos, afirmando, por ejemplo, en el radiomensaje al Congreso CIF de Loreto de octubre de 1957, que la mujer está llamada a desempeñar «una acción decisiva» también en el campo político y jurídico.

3. Acusaciones injustificadas
No son más que ejemplos que muestran cuánto queda todavía por descubrir, es más, por redescubrir, del magisterio del siervo de Dios Eugenio Pacelli. Me han impresionado, además, muchos detalles del libro de Tornielli de los que emerge tanto la lucidez y sabiduría del futuro pontífice, en los años en los que fue nuncio apostólico en Munich y en Berlín, como muchos rasgos de su humanidad. Gracias al carteo inédito con el hermano Francesco, podemos conocer algunos juicios firmes sobre el naciente movimiento nacionalsocialista, así como el grave drama interior vivido por el pontífice durante el tiempo de la guerra con motivo de la actitud que había que adoptar ante la persecución nazista.

Pío XII habló de ello en varias ocasiones en sus radiomensajes y por tanto está totalmente fuera de lugar acusarle de «silencios», asumiendo sin embargo un tono prudente. Hablando de los silencios, quiero citar un artículo bien documentado del profesor Gian Maria Vian publicado en el año 2004 en la revista «Archivum historiae pontificiae», que lleva por título «El silencio de Pío XII: a los orígenes de la leyenda negra» («Il Silenzio di Pio XII: alle origini della leggenda nera»). Entre otras cosas, dice que el primero que cuestionó los «silencios de Pío XII» fue Emmanuel Mounier, en 1939, pocas semanas después de su elección como sumo pontífice y con motivo de la agresión italiana en Albania. Sobre estos interrogantes se desencadenará a continuación una dura polémica, incluso de origen soviético y comunista, que como veremos sería retomada por exponentes de la Iglesia ortodoxa rusa. Rolf Hocchuth, autor de «El Vicario», la obra teatral que contribuyó a desatar la leyenda «negra» contra Pío XII, en los días pasados definió al Papa Pacelli en una entrevista como «cobarde demoníaco», mientras que hay historiadores que promueven el pensamiento único contra Pío XII y llegan a insultar de «extremista pacelliano» a quienes no piensan como ellos y se atreven a manifestar un punto de vista diferente sobre estas cuestiones. Por tanto, no es posible dejar de denunciar este estrago del sentido común y de la razón perpetrado con frecuencia desde las páginas de los periódicos.

4. Una fecha histórica muy precisa
Me parece útil subrayar cómo el libro de Tornielli vuelve a sacar a la luz volúmenes ya conocidos por los historiadores serios. Es uno de los méritos que considero fundamentales de la obra de la que hoy estamos hablando, teniendo en cuenta los tristísimos tiempos en los que vivió el Papa Pacelli, cuya voz en el torbellino del segundo conflicto mundial y de la sucesiva contraposición de bloques no gozaba de favor entre los poderes constituidos o entre los poderes «de facto».

Cuántas veces «faltaba electricidad» a «Radio Vaticano» para que hiciera escuchar la palabra del pontífice; cuántas veces «faltaba papel» para reproducir sus pensamientos y enseñanzas incómodos; cuántas veces algún accidente provocaba la «pérdida» de los ejemplares de «L’Osservatore Romano» que referían intervenciones, aclaraciones, actualizaciones, notas políticas… Hoy, sin embargo, gracias a los modernos medios, esas fuentes son ampliamente reproducidas y disponibles.

Tornielli las ha buscado y las ha encontrado y lo testimonia el gran aparato de notas que acompaña la publicación. Quisiera, en este sentido, llamar la atención sobre una fecha importante. La figura y la obra de Pío XII, alabada y reconocida antes, durante e inmediatamente después de la segunda guerra mundial, comienza a ser analizada desde otro punto de vista en un período histórico muy preciso, que va de agosto de 1946 a octubre de 1948.

Era comprensible el deseo del martirizado pueblo de Israel de tener una tierra propia, un propio refugio seguro, después de «las persecuciones de un antisemitismo fanático, desencadenadas contra el pueblo judío» (alocución del 3 de agosto de 1946), pero eran también comprensibles los derechos de quienes ya vivían en Palestina y que a su vez merecían respeto, atención, justicia y protección. Los periódicos de la época refieren ampliamente el nivel de tensión que en esa región se estaba manifestando pero, dado que no quisieron valorar los razonamientos y propuestas de Pío XII, comenzaron a tomar posición, unos de una parte y otros de otra, ideologizando así una reflexión que se desarrollaba de manera articulada y que prestaba atención a los criterios de justicia, equidad, respeto y legalidad.

Pío XII no fue sólo el Papa de la segunda guerra mundial, sino un pastor que, del 2 de marzo de 1939 al 9 de octubre de 1958, tuvo que afrontar un mundo de pasiones violentas e irracionales. Desde entonces, comenzó a tomar cuerpo una incomprensible acusación contra el Papa por no haber intervenido como debía a favor de los judíos perseguidos.

En este sentido, me parece importante reconocer que de todos modos quien no tiene fines ideológicos y ama la verdad está bien dispuesto a comprender más a fondo, con plena sinceridad, un papado largo, fecundo, y desde mi punto de vista heroico. Es un ejemplo el reciente cambio de actitud, en el gran santuario de la memoria, el Yad Vashem en Jerusalén, para reconsiderar la figura y la obra del Papa Pacelli no desde un punto de vista polémico, sino desde una perspectiva objetivamente histórica. Es de desear profundamente que esta buena voluntad manifestada públicamente pueda tener un seguimiento adecuado.

5. El deber de la caridad hacia todos
El 2 de junio de 1943, con motivo de la fiesta de san Eugenio, Pío XII expone públicamente las razones de su actitud. Ante todo, el Papa Pacelli habla nuevamente de los judíos: «No olviden los que rigen los pueblos que quien “lleva la espada” --usando el lenguaje de la Sagrada Escritura--no puede disponer de la vida y de la muerte de los hombres de los que, según la ley de Dios, procede toda potestad».

«Ni esperéis», sigue diciendo Pío XII, «que expongamos aquí todo lo que hemos tratado de hacer para mitigar sus sufrimientos, mejorar sus condiciones morales y jurídicas, tutelar sus imprescriptibles derechos religiosos, aliviar sus tristezas y necesidades. Toda palabra que hemos dirigido con este objetivo a las autoridades competentes y toda mención pública debían ser ponderadas y medidas por el interés de los mismos que sufrían, para no hacer, sin quererlo, más grave e insoportable su situación. Por desgracia, las mejorías visiblemente alcanzadas no corresponden a la solicitud materna de la Iglesia a favor de estos grupos particulares, sometidos a las más acerbas desventuras… y el Vicario, a pesar de pedir sólo compasión y respetar las más elementales normas del derecho y de la humanidad, se ha encontrado, en ocasiones, ante puertas que ninguna llave era capaz de abrir».

Encontramos aquí expuesta, ya a mediados del año 1943, la razón de la prudencia con la que Pacelli se mueve en el ámbito de las denuncias públicas: «Por el interés de los mismos que sufren, para no hacer más grave su situación». Palabras cuyo eco me parece escuchar en el breve discurso pronunciado por Pablo VI el 12 de septiembre de 1964, en las Catacumbas de Santa Domitila. En esa ocasión, el Papa Montini dijo: «La Santa Sede se abstiene de levantar con más frecuencia y vehemencia la voz legítima de la protesta y de la condena, no porque ignore o descuide la realidad, sino por un pensamiento reflejo de cristiana paciencia y para no provocar males peores».

Pablo VI, a mediados de los años sesenta, se refería a los países que estaban del otro lado del telón de acero, gobernados por el comunismo totalitario. Él, que había sido un cercano colaborador del cardenal Pacelli y después del Papa Pío XII aduce, por tanto, los mismos motivos.

Los Papas no hablan pensando en preconfeccionarse una imagen favorable para la posteridad, saben que de cada una de sus palabras puede depender la suerte de millones de cristianos, llevan en el corazón la suerte de los hombres y mujeres de carne y hueso, y no el aplauso de los historiadores.

De hecho, Robert Kempner, magistrado judío y fiscal en el proceso de Nuremberg, escribió en enero de 1964, después de la presentación de «El Vicario» de Hocchuth: «Cualquier toma de posición propagandista de la Iglesia contra el gobierno de Hitler no sólo hubiera sido un suicidio premeditado… sino que además habría acelerado el asesinato de un número mucho más grande de judíos y sacerdotes».

6. «No lamento, sino acción, es el precepto del ahora»
Dicho esto, después de haber visto los once volúmenes (en doce tomos) de las «Actes et Documents du Saint Siège» sobre la segunda guerra mundial; después de haber hecho leer decenas de dossieres con centenares de documentos sobre los pensamientos y los actos de la Santa Sede durante el segundo conflicto mundial; experimentadas las violentas polémicas partidistas (innumerables volúmenes, llenos de ideología violenta y falsa), me parece que la obra de las «Actes», impresa por orden de Pablo VI (sustituto de la Secretaría de Estado en los años terribles de 1939 a 1945), podría ser útilmente completada por los documentos del archivo de los «Estados eclesiásticos», que comprenden documentos sobre la obligación de la Santa Sede y de la Iglesia católica de asumir el deber de la caridad hacia todos.

Es un sector de archivo que no se ha explorado suficientemente, dado que se trata de miles de casos personales. A cada uno de ellos, el Estado más pequeño del mundo, neutral en sentido absoluto, escuchó individualmente, atendiendo a cada voz que pedía ayuda o audiencia. Se trata de una documentación inmensa, por desgracia todavía no disponible, porque no está ordenada. ¡Ojalá fuera posible, con la ayuda de alguna fundación benemérita «ad hoc», catalogar en breve estos documentos custodiados en los archivos de la Santa Sede! Era clara la directiva dada a través de la radio, de la prensa, de la diplomacia, por el Papa Pío XII en 1942. Dijo a todos en aquel trágico año 42: «No lamento, sino acción es el precepto del ahora». La sabiduría de esa afirmación queda testimoniada por una enorme cantidad de documentos: notas diplomáticas, consistorios urgentes, señalaciones específicas (por ejemplo, al cardenal Bertram, cardenal Innitzer, cardenal, Schuster, etc., etc., etc.) en las que pedía hacer lo posible para salvar a las personas, manteniendo la neutralidad de la Sede Apostólica.

Esta situación de neutralidad permitía al Papa salvar no sólo a europeos, sino también a prisioneros que no pertenecían al Eje. Pensemos en la tristísima situación de Polonia o en las intervenciones humanitarias en el Sudeste asiático. Pío XII nunca suscribió circulares o proclamas. Dijo con la voz lo que había que hacer. Y obispos, sacerdotes, religiosos y laicos comprendieron muy bien la mente del Papa y lo que había que hacer urgentemente. Como testimonio hay innumerables documentos de audiencia del cardenal Maglione y Tardini, con los relativos comentarios. Además estaban las protestas o los «noes» ante las peticiones humanitarias de la Santa Sede.


7. ¿Denunciar o actuar?
Déjenme contarles un pequeño episodio, acaecido precisamente en el Vaticano en octubre de 1943. En aquella época, además de la Gendarmería (unas 150 personas) y de la Guardia Suiza (unas 110 personas), había una Guardia Palatina. En esa fecha, para proteger el Vaticano (no más de 300 personas) y los edificios extraterritoriales [edificios del Vaticano en territorio italiano, ndr.] había 575 miembros de la Guardia Palatina. Pues bien, la Secretaría de Estado pidió a la potencia que ocupaba Italia la posibilidad de contratar a otras 4.425 personas para que pudieran pasar a formar parte de la Guardia Palatina. El ghetto judío estaba a dos pasos…

Los redactores de los «Actes et Documents» no podían imprimir todos los miles de casos personales. El Papa, en esa época, tenía otras prioridades: no podía dar a conocer sus deseos, pero quería actuar, dentro de los límites que le imponían las circunstancias, según un programa claro. A las personas honestas, sin embargo, les surgen preguntas legítimas: ¿Cuándo encontró Pío XII a Mussolini? Como cardenal secretario de Estado, en 1932, pero como Papa, ¡nunca! Si esto nunca tuvo lugar, podría significar que si los dos Estados no han querido hablar con el Papa, el pontífice, ¿qué debía hacer? ¿Hacer declaraciones de denuncia o actuar?

Pío XII optó por la segunda opción, testimoniada por muchos israelitas de toda Europa. Quizá sería necesario entregar copias de estas abundantes adhesiones judías de agradecimiento y de estima por el ministerio humano y espiritual de este gran Papa.

El libro que hoy podemos leer añade nuevos elementos no sólo a la figura de un gran pontífice, sino también a toda la obra silenciosa, aunque eficaz, de la Iglesia a través de la existencia (la de Eugenio Pacelli) de un pastor que pasó a través de las tormentas de los dos conflictos mundiales (fue nuncio en Baviera desde 1917) y la trágica edificación del telón de acero dentro del cual murieron millones de hijos de Dios. Heredera de la Iglesia de los apóstoles, la Iglesia de Pío XII continuó ofreciendo no sólo una palabra profética, sino sobre todo una acción profética diaria.

8. Nota conclusiva
Quisiera dar las gracias a Andrea Tornelli por esta obra, que contribuye a comprender mejor la luminosa acción apostólica y la figura del siervo de Dios, Pío XII. Es un servicio útil a la Iglesia, un servicio útil a la verdad. Es justo discutir, profundizar, debatir, confrontarse. Pero hay que evitar el error más grave para un historiador, el anacronismo, juzgando la realidad de entonces con los ojos y la mentalidad de hoy.

Así como es profundamente injusto juzgar la obra de Pío XII durante la guerra con el velo del prejuicio, olvidando no sólo el contexto histórico, sino también la enorme obra de caridad que el Papa promovió, abriendo las puertas de los seminarios y de los institutos religiosos, acogiendo a refugiados y perseguidos, ayudando a todos.


Beatificación Juan XXIII y PIO IX 3 Septiembre 2000

Beatificación conjunta de los dos papas que convocaron respectivamente los concilios: Vaticano I (1869-1870) y Vaticano II (1962-1965) atrajo encontradas reacciones.

Aplausos para Juan XXIII (1958-1963): Papa bueno, “abierto al mundo”, “moderno”, “conciliador”, “de amplio criterio”, Iniciativa: “nueva frontera cristiana, que libera a la Iglesia de un pasado anquilosado y rígido”

Antipatía hacia Pio IX: Tenaz defensa de los estados pontificios como obstáculo (aunque no lograra impedir) la unificación de Italia. Oposición sistemática a las llamadas libertades modernas: Papa oscurantista, enemigo de los intereses del pueblo.

La Asociación de historiadores de la Iglesia de habla alemana envió nota a Juan Pablo II: ¡Prescinde de la anunciada beatificación de Pío IX! Su rechazo por principio de derechos humanos como la libertad de conciencia, de religión y de prensa, por medio del así llamado ‘Syllabus errorum’ (1864) contradice masivamente las posiciones del Concilio Vaticano II. Concepto sobre dimensionado del Primado papal. Su beatificación podría interpretarse como señal fuertemente anti-ecuménica. Simplista discurso en blanco y negro. Deficiencia grave de la virtud de la prudencia, necesariamente unida al ejercicio del primado de Pedro. Todo esto debería constituir un obstáculo para su beatificación. Contribuiría a proyectar imagen distorsionada y humanamente inaceptable de la santidad. Hará dudar a muchos de la sinceridad de Juan Pablo II en favor de la reconciliación y la verdad en el mundo.

Pablo VI Humanae Vitae

“La mañana del 25 de julio de 1968, Pablo VI celebró la Misa del Espíritu Santo, pidió luz de lo Alto... y firmó: firmó su firma más difícil, una de sus firmas más gloriosas. Firmó su propia pasión”.

Pablo VI terminaba largo trabajo desde 1963 por Juan XXIII con “Comisión para el estudio de problemas de población, familia y natalidad. Grupo de moralistas había comenzado una intensa campaña a favor de la contracepción. Presión al Papa para permisión moral de los anticonceptivos. Violenta oposición hacia la postura tradicional de influyentes grupos de teólogos. Ambigua posición de algunas Conferencias Episcopales (austríaco, belga, canadiense)

Ante los enormes intereses económicos implicados, el Papa Montini no cambió su posición y alertó sobre los peligros de la anticoncepción: Es camino fácil y amplio para la infidelidad conyugal y la degradación de la moralidad, contribuye a la pérdida del respeto a la mujer (instrumento de goce egoístico). Sería poner un instrumento peligroso en manos de autoridades no preocupadas de las exigencias morales

JPII y Unión Europea 21 junio 2004

Juan Pablo II refuerza críticas a los líderes de la Unión Europea por decisión de no incluir referencia explícita a Dios y al cristianismo en el preámbulo del borrador de la Constitución comunitaria

Constitución acordada el 19 de junio en Bruselas, en la cumbre de jefes de Estado y de gobierno. "No se cortan las raíces de las cuales se ha nacido" No se puede hablar de Europa sin referencias a su pasado cristiano. No es algo económico ni político. Tiene necesidad de fundamentos espirituales. Europa es cristiana Ha crecido sobre fundamente cristiano. Indispensable que en la Constitución europea se hable de los fundamentos cristianos. La visión moral antropológica garantiza la libertad de razón política. Citar a Dios no es acto de violencia contra nadie, no destruye la libertad de nadie sino abre a todos el espacio libre para construir una vida realmente humana, ética y moral

BANDERA UNIÓN EUROPEA

1955: Comunidad Europea del Carbón y Acero con 6 miembros. Se crea Consejo de Europa para defender derechos humanos y promover cultura europea. El Consejo Europeo busca un símbolo de propio uso: Círculo 12 estrellas doradas sobre fondo azul, significando los doce el número de integridad y el círculo la unidad.
El Parlamento Europea lo acepta en 1983 y todos los Jefes de Estado y Gobierno de Unión Europea en 1985. La bandera europea presente en edificios públicos, matrículas de coche, billetes y monedas

Origen Bandera en la Catedral de Estrasburgo
Padres fundadores de la Unión Europea (cristianos, católicos y practicantes) defienden el proyecto de crear una unidad en un entorno próspero y pacífico de Europa: Robert Schuman, Conrad Adenauer, Alcide De Gasperi rezan en la catedral de Estrasburgo ante la IC antes de proponer el proyecto europeo. Arsène Heitz diseñó la bandera en 1950. El Consejo de la recién nacida comunidad europea recibe 101 proyectos y el fallo del Concurso el 8 de diciembre de 1955. El 21 Octubre 1956 la Bandera ondeó por primera vez en la Catedral de Estrasburgo.

Inspiración: Heitz leía historia de Rue de Bac, Medalla Religiosa y concibió las 12 estrellas como inconografía tradicional de la Inmaculada Concepción. «Como es lógico, había que evitar el evocar la significación religiosa de las doce estrellas y del fondo azul, en virtud de la sacrosanta laicidad» (texto escrito en 1995)

Cuando se pretende una Europa laicista y dar la espalda al cristianismo (cristofobismo) siempre ondea en el cielo una señal de Esperanza: La Bandera oficial Europea

Margaret Thatcher decía: La Unión Europea es conspiración católica


INQUISICIÓN

El origen de la Inquisición se remonta al siglo XIII. El primer tribunal para juzgar delitos contra la fe nació en Sicilia en el año 1223. Herejías alcanzaban bastante difusión. Predicación pacífica al principio. Después se les combatió formalmente. Nacieron los primeros tribunales de la Inquisición.

Estrecha vinculación que hubo a lo largo de la Edad Media entre el poder civil y el eclesiástico. Se perseguía con contundencia la herejía por la fuerte perturbación de la paz social que causaba. La historia tiene sus tiempos: acercarse a ella con la mentalidad de cada época. La Inquisición utilizó los sistemas habituales de la sociedad de entonces, aunque de un modo más benigno.

La polémica sobre la Inquisición se nutre de ignorancia histórica, desconocimiento de las mentalidades de épocas pasadas, falta de contextualización de los hechos y de estudio comparativo entre la justicia civil y la inquisitorial.

La leyenda negra disminuye en al conocer las circunstancias que determinaron su existencia

En España se formaron los primeros tribunales en 1242 y dependían de obispos diocesanos y eran bastante benévolos. Supeditados a la monarquía como instrumento represivo de la disidencia religiosa influido por lo político. Los Reyes católicos tomaron estas medidas en vista a la unidad religiosa, factor clave en la unidad territorial de sus reinos. Para ello era necesario conversión de los hebreos (unos 110.000) y los moriscos (unos 350.000). Algunos se bautizaron por convencimiento, pero otros no y al regresar a sus antiguas prácticas fueron perseguidos por la Inquisición. La fe era la base y la garantía de la convivencia. La pena de muerte en hoguera se aplicaba al hereje contumaz no arrepentido. El resto de los delitos se pagaban con la excomunión, confiscación de bienes, multas, cárcel, oraciones y limosnas penitenciales. Las sentencias eran leídas y ejecutadas en público en los denominados autos de fe.

Restricciones a la tortura: No mutilación, no poner en peligro la vida del imputado. El tormento era utilizado entonces con toda normalidad en los tribunales civiles. Diferencia: El acusado confeso arrepentido tras la tortura se libraba de la muerte, algo que no ocurría en la justicia civil

En la Inquisición el imputado tenía mejor garantizados sus derechos que en el sistema judicial civil. La Inquisición no hacía distinciones a la hora de acusar a prelados, cortesanos, nobles o ministros.

Políticos españoles exiliados, difundieron por Francia, Alemania e Inglaterra el germen de la leyenda negra y fue acogida de buen grado por la rivalidad por dominio político de Europa

La verdad sobre las cifras

La Inquisición se instauró en España en 1242 y no fue abolida formalmente hasta 1834.

Su actuación más intensa se registra entre 1478 y 1700, durante el gobierno de los Reyes Católicos y los Austrias.

Estudios realizados por Heningsen y Contreras sobre las 44.674 causas abiertas entre los años 1540 y 1700, concluyeron que fueron quemadas en la hoguera 1346 personas (algo menos de 9 personas al año en todo el imperio)

El británico Henry Kamen, conocido estudioso no católico de la Inquisición española, ha calculado un total de 3.000 víctimas a lo largo de sus seis siglos de existencia. Por cada cien penas de muerte dictadas por tribunales ordinarios … ¡la Inquisición emitió una!

Conclusión de más de cinco mil estudios expertos:
Zanjada polémica sobre datos históricos de Inquisición se deben centrar esfuerzos en el análisis de la sociología, la hacienda y la jurisprudencia del Santo Oficio.

La leyenda negra ha muerto para el historiador … pero los mitos siguen circulando.
Afortunadamente, la fe cristiana guarda siempre una doctrina que le permite rectificar los errores prácticos de algunos de sus miembros: la doctrina del Evangelio


GALILEO
Juan Pablo II hizo desagravio público de Galileo en octubre de 1992. Preocupación de clarificar mala imagen de la Iglesia ante la opinión pública: enemiga de la ciencia. Todo esto fue instrumentalizado, sobre todo a partir del iluminismo usado como un arma de guerra contra la Iglesia. Aún hoy extraña que se piensen "cosas sin ningún fundamento

Purificar el pasado, purificar la memoria, construir diálogo. Hoy muchos desafíos que se afrontan sólo en clave polémica, y no en cambio con un verdadero y propio diálogo

Galileo fue el primer hombre que miró con el telescopio hacia el cielo. Amplió los confines del conocimiento, obligando a releer el libro de la naturaleza con nueva mirada. Gracias a su telescopio, estudió los movimientos de los planetas, las tres lunas alrededor de Júpiter y los anillos de Saturno. Confirmó teoría de Kepler que las mareas venían por magnetismo entre Tierra y su satélite. Comprobó que los planetas no sólo giran alrededor del Sol con una órbita elíptica .. sino que a su vez, giraban alrededor de su eje

Intentó conciliar los resultados de sus investigaciones científicas con los contenidos de la fe cristiana. El Papa Urbano VIII nunca firmó la condena de la Inquisición

1610
Galileo publicó "Sidereus Nuncius” (Mensajero celestial) en donde sostenía la centralidad del sol en el universo. Recibió aplauso de Johannes Kepler, el gran astrónomo, y del jesuita Clavius, autor del Calendario gregoriano.
1613
Benedetto Castelli, matemático de Pisa y discípulo y amigo de Galileo, le plantea, si las doctrinas copernicanas están o no de acuerdo con las Escrituras. Castelli opina que las cosas científicas deben solucionarse por vías exclusivamente científicas. Escritura es infalible en cosas de fe, y que no siempre ha de entenderse en sentido literal. En cuestiones de "experiencias sensibles y demostraciones necesarias", no ha de comenzar por consultarse el sentido literal de la Escritura.
26 de febrero de 1616
Galileo se compromete bajo juramento a guardar silencio, hasta demostrar su hipótesis, y no dio la batalla por perdida.
1624
Diálogo sobre las mareas con licencia católica. Envía a imprimir y cambia título: Diálogo de los sistemas máximos, Florencia 1632. Simplicio defiende el sistema aristotélico (identificado con Papa Urbano VIII), Salviati el copernicano y Sagrado es la persona sensata entre uno y otro.
Fue sometido a proceso eclesiástico en 1633, por incumplimiento de su juramento. El Papa Urbano VIII se sintió caricaturizado. Galileo es juzgado y condenado

La tradición ha inventado que, al levantarse Galileo tras permanecer arrodillado para la abjuración … golpeó con fuerza el suelo con el pie exclamando: eppur si muove! ("sin embargo, se mueve").

El proceso de Galileo no fue resultado de conflicto entre la ciencia y la fe. Fue debate interno entre los católicos sobre el modo de encarar las implicaciones religiosas de la naciente ciencia natural. Galileo poseía una clarividencia genial, una lucidez mental deslumbrante, Y también un afán polémico, Contradecía a todo el que no se cuadraba con sus ideas. Enemigo implacable y contumaz, proclive a refutar a sus contradictores de un modo que los hería y cubría del mayor ridículo.

Su prisión consistió en pasar veinte días en el Santo Oficio, en el apartamento del fiscal, asistido por su propio servidor

Galileo prefirió obedecer a la Iglesia y abjuró del sistema copernicano por su personalidad religiosa, aún cuando la Iglesia estuviera en el error. No quería ser hereje ni exponerse a la condenación eterna

(Galileo y la Iglesia, Walter Brandmuller, Rialp)


LOS SECRETOS DEL CODIGO DA VINCI

Priorato de Sión encargado de custodiar el Santo Grial: vientre María Magdalena. Monje asesino (OPUS) persigue a Robert Landon. La novela termina con Langdon arrodillado ante la pirámide del Museo del Louvre, en París, adorando la tumba de María Magdalena, allí enterrada. Todo en un día, 105 y 557 páginas de trepidante acción.

Dan Brown no sólo deforma la realidad histórica que fundamenta su novela, sino que propone una interpretación ofensiva sobre Jesús y el cristianismo. “Todas las descripciones de obras de arte, edificios, documentos y rituales secretos que aparecen en esta novela son veraces” (p. 11). Y sin embargo, hay numerosos errores de tipo histórico, geográfico, artístico la novela, al igual que falsedades teológicas : Jesús un simple hombre, un gran sabio con un mensaje revolucionario. No era Dios. Casó con María Magdalena, y de su hija, muchos descendientes viven hasta hoy.

20090917

De la modernidad a la postmodernidad

La investigación se centra en el período cultural que se denomina postmodernidad, nombre un tanto vago como el de la mayoría de las periodizaciones históricas. Es necesario poder definirlo y de esa manera ubicar el trabajo dentro de un espacio cultural que lo contenga. Al decir de Obiols, “la postmodernidad como edad de la cultura, debe comprenderse por referencia a lo que se denomina modernidad, ya sea que se la considere como su contrapartida, como su continuidad o su superación” (Obiols 1998).

Es por eso, que se considera pertinente caracterizar la modernidad para compararla luego con aquel período.

La modernidad se gestó en las sociedades comerciales de la baja edad media entorno a la burguesía como clase social que fue fortaleciendo su poder a lo largo del tiempo. El afán de conocer el mundo, de comprobar científicamente, de acercarse a la realidad: fueron características del hombre que contribuyeron al desarrollo del capitalismo como sistema de relaciones económicas.

Los grandes cambios que se produjeron en esta etapa, como el desarrollo del humanismo, de la reforma protestante, del renacimiento hacen que la concepción de la vida deje de ser teocéntrica y se transforme en antropocéntrica. La auténtica vida comienza a ser la terrenal y el cuerpo ocupa un lugar importante al lado del alma. Esta desacralización, este camino hacia lo profano seguirá un sendero profundo que continuará hasta nuestros días.

En los siglos XVII y XVIII, los filósofos empiristas e iluministas contribuyeron a formar el proyecto de la modernidad.

La moral y el derecho dejan de fundamentarse en la religión, y la razón humana pasa a ser el tamiz por el cuál todo se analiza. El soporte que antes el hombre había encontrado en la divinidad, lo traslada a la racionalidad y proyecta construir con sus fuerzas una sociedad perfecta donde los valores humanos, los derechos, la igualdad y la justicia perduren y sean los ejes organizadores de la nueva realidad. Se buscan normas que valgan para todos los pueblos en general, es decir que sean universales, no ya como anteriormente; donde cada pueblo tenía sus propias normas morales, emanadas o muy influenciadas por las ideas religiosas.

Kant construyó una ética universal muy importante, basada en la razón. Para él lo bueno solamente es aquello que se hace por deber. Con él cae el deber religioso y comienza el deber laico. Lo importante es que la voluntad sea buena aunque la acción desemboque en hechos no tan buenos. La buena voluntad sólo es buena cuando obra por deber. Por lo tanto sólo es moralmente bueno ayudar a una persona cuando lo hacemos por deber. Las acciones contrarias al deber son moralmente malas y las que se efectúan de acuerdo con el deber pero por inclinación o amistad son moralmente neutras. Lo moralmente malo consiste en que el sujeto se permita acciones que no les permite a los demás. Con lo moralmente bueno se pueden hacer máximas universales. Así como la filosofía cristiana tomó a la fe para analizar la razón, la kantiana considera que ante la necesidad de obrar, el sujeto racional debe preguntarse si la máxima con la que se esta guiando es universable o no. De esta manera podrá crear una ética, que si bien deja espacio de acción para cada uno, obliga a buscar máximas universables que la definan.

El siglo XIX es la época de la consolidación del desarrollo industrial. En él, el proletariado libró importantes luchas sociales, muchas veces transformadas en luchas políticas. La burguesía comenzó a ascender y de acuerdo a su propia conveniencia tejió alianzas con la nobleza o con el proletariado.

En cuanto a la política, durante la primera mitad del siglo se da una lucha encarnizada entre absolutistas y liberales.

En este marco, en Alemania, surge el nacionalismo que enfatiza los aspectos, geográficos, étnicos, religiosos, lingüísticos, el espíritu de cada pueblo y sus tradiciones.

Así Herder explicará que no hay progreso en la historia y dará paso al romanticismo alemán que se contrapone con el Iluminismo del siglo XVIII y se identifica con la emoción, la fuerza, la sensibilidad y lo instintivo.

La crítica a la modernidad la va a continuar Nietzsche que se enfrentó con la moral tradicional, para considerarla antinatural: una moral de esclavos. Que exalta el dolor, la pequeñez, la humildad, la bondad, la objetividad, el amor al prójimo y que niegue lo que sería una moral de “señores”, que apreciaría la vida, el poder, la grandeza, el placer, la virilidad.

Critica enérgicamente a la religión, ya que para él, el cristianismo significa la pérdida del sentido de la tierra, la perdida de los instintos y la introducción de los valores mezquinos, propios del rebaño.

Considera que para que el hombre viva, Dios debe morir y para que la vida florezca en la tierra, no debe haber mas allá. La cultura moderna, secularizada, ha matado a Dios, entonces el hombre llegó al nihilismo que significa: falta de metas, de respuestas a los porqué, que se habían respondido desde Dios. Esta experiencia nihilista se acentuará después de las dos guerras mundiales.

Por otra parte, Augusto Comte fundó el positivismo en el siglo XIX. Positivismo es: lo real, lo útil, lo preciso, lo constructivo, lo organizador, lo relativo, conocimiento de fenómenos y no de esencias. Comte formula su filosofía de la historia basada en tres estados:
  1. El Teológico: Donde todo se explica desde lo sobrenatural.
  2. El Metafísico: Donde la causa de los fenómenos pasan a ser ideas abstractas o principios racionales.
  3. El Positivo o Espiritual: Que antes ejercieron teólogos e industriales.

Para Hegel lo que sucede en la historia obedece a un espíritu orientador que la guía. La historia es la lucha del hombre por la libertad. Cada pueblo encarna un momento en el desarrollo del espíritu, y ningún individuo puede saltar por encima de él.

Marx construye su filosofía diciendo que el modo de producción capitalista lleva a que haya un grupo pequeño de burgueses ricos, y muchos obreros pobres. El modo de producir capitalista hará que haya crisis de superproducción con inevitables reseciones. Esto generará, con el tiempo, lucha de clases y la destrucción de la burguesía. El proletariado establecerá el modo de producir socialista en el que se establecerá la propiedad colectiva.

Para estos tres últimos filósofos la humanidad cumple determinados períodos: el desarrollo del espíritu para Hegel, la lucha de clases para Marx, y el desarrollo de la ignorancia al conocimiento para Comte. Los tres consideran que la humanidad progresará, los tres piensan en la humanidad en su conjunto y aunque les interesa el individuo, hacen un proyecto colectivo. Los tres tendrán mucha influencia siglo XX.

Todos los filósofos mencionados e incluso otros, modelaron el mundo en que vivimos y por lo tanto gestaron el pensamiento de la postmodernidad.

Se ubica la postmodernidad dentro de la sociedad postindustrial, desarrollada en países con capitalismo avanzado, donde encontramos gran automatización y cibernética.

En estas sociedades predomina la producción de pequeñas series de artículos que son fabricados para que duren muy poco, ya que rápidamente serán reemplazados por modelos más avanzados.
Esta industria necesita poco personal pero muy capacitado, por lo que las actividades terciarias aglutinan a la mayor parte de la población.

En agronomía también se han hecho innovaciones, ya que si bien continúa la tecnificación se intenta una producción más natural, libre de agentes contaminantes.

En la comercialización se ha desarrollado mucho el marketing, que diseña políticas de ventas muy cuidadas.

En estas sociedades se ha desarrollado la cultura postmoderna o Cultura Light, pero gracias a los medios de comunicación se extendió por todo el mundo. En esta época de capitalismo multinacional también la cultura se ha hecho internacional.

20090912

La comunicación

1. La comunicación


Exigencia humana.
Base fundamental de cualquier relación
Única manera de establecer vínculos con los demás.

1.1. ¿Qué es la comunicación?


«Proceso de interacción social a través de signos y sistemas de signos artificiales que surgen como producto de la actividad humana».
Actitud, forma de comportarse → símbolos → valor mensaje → influye sobre otros → responder, comunicase.
Imposible no Comunicar → Imposible no comportarse.
Momento que se da la comunicación
Interacción entre dos o más personas.
Comunicación → Lugar de encuentro donde expresamos: criterios, necesidades, aspiraciones, emociones.
Vida en relación originó el lenguaje, solo tiene sentido en su relación con otro.

1.2. Tipos de comunicación

1.2.1. Lenguaje oral → formado por sonidos. Medio de relación por excelencia.
1.2.2. Lenguaje escrito → formado por letras.
1.2.3. Lenguaje No verbal: gestos, postura, aspecto, ropa, sonidos, signos.

1.3. Cualidades básicas de la comunicación

Comunicación es Acción → Línea continua, cristaliza diversas formas, invita a buscar un proyecto común.

Indispensable conocerse a sí mismo → lo que espero, lo que tengo para dar.

1.3.1. Activa → hablamos, llegamos a un acuerdo y fijamos meta a lograr.
1.3.2. Exigencia de verdad → No desleal o falsa.
1.3.3. Honesta → mostrarse auténticamente.
1.3.4. Valerosa → permitir conocerse interiormente.
1.3.5. Justa → libertad admitir o rechazar lo conocido.
1.3.6. Sincera → dispuesta a convertirse en lugar y medio para comprender al otro.

1.4. Los filtros de la comunicación

1.4.1. Demasiada identificación con el rol social. Mantener la propia imagen inalterada apegándose a los privilegios que otorgan las normas establecidas → seleccionar bien lo que mostramos y ocultamos.
1.4.2. Prejuicios hacia el otro, generalización y masificación → Se pierde individualidad y la libertad de la persona, matices del mensaje.
1.4.3. No identificar niveles en que se produce → puede estar generando incomprensiones y desencuentros.

1.5. Importancia de los sentimientos en la Comunicación
Activismo, aceleración, vértigo → Crisis.
Solo sabemos estar en crisis.
Crisis producen reacciones, no respuestas.
La reacción se ha convertido en hábito adquirido ante crisis constantes.
Diferencia respuesta y reacción
Respuesta → se da con inteligencia y voluntad.
Reacción → visceral, instintiva y exagerada.
No sabemos responder, sólo reaccionamos.
No controlamos sentimientos, ni la forma de expresarlos.
Cuando sólo reaccionamos perdemos el derecho a pensar, sentir y actuar en beneficio propio.


A veces
La gente ha aprendido qué botón apretar para que nos comportemos de determinada manera.
Permitimos que otros decidan «cuándo estemos felices, tranquilos o molestos».
Si dejamos de reaccionar les quitamos la diversión y el control que tienen sobre nosotros.
No Reacciones, Responde con inteligencia y voluntad.
Ya no digas: “me hizo enojar”, “me hizo contestarle mal”. Nadie puede obligarte a nada → sólo tú sientes, solo tú actúas.
¿Cómo le hago?
Observa tu conducta como si fueras otra persona.
Cuando te descubras en una reacción, di y has lo menos posible hasta que te calmes.
Examina la situación - esclarece los sentimientos que te llevaron a ella.
Poco a poco, dejarás de centrarte en los demás → lo que te hagan o dejen de hacer; ya no reaccionarás a sus pensamientos, sentimientos y conductas.
Empezarás a compartir y a responder con tus sentimientos y tus pensamientos, entrando en una verdadera co-participación positiva.
No olvides → Nadie te hace reaccionar, sólo tú reacciones, sólo tú sientes, sólo tú eliges.

1.6. Causas de la mala comunicación

1.6.1. Imponer criterios.
1.6.2. No escuchar, sino hacerme escuchar
1.6.3. Usar el lenguaje como una forma de exponer y anteponer mis ideas.

2. Importancia del lenguaje en la formación

2.1. El lenguaje es generativo
No solo permite hablar «sobre» las cosas → hace que sucedan.

2.1.1. Declaración → frase que impacta y forma. Impulsa una acción (activa → positiva o negativa; restrictiva → positiva o negativa)
2.1.2. Observador: el modo de ser el mundo. Explica desde su forma de ver el mundo.

2.2. La conversación
Realidad de doble filo.
Susceptibles aprendizaje y cambio.
Cada uno aporta bagaje personal → somos quien somos por las declaraciones que hacemos.
Enriquece o empobrece según lo que cada uno aporte desde su interior.

2.3. Lenguaje, principio transformador
La práctica docente es una práctica conversacional.
Permite que ese alumno que llega a nuestra aula, salga siendo diferente, salga con un futuro distinto, salga abriendo posibilidades que no veía antes, salga pudiendo ver y hacer lo que originalmente le estaba negado.

2.4. Profesor
Agente transformador → Mayéutica.
Motivador → Mueve su voluntad alentándolo a modificar su conducta. Despertar el gusto por aprender.
Coordinador → información, valores, cualidades y voluntad.

2.5. Base de la conversación
Amor, atención y respeto.
Negar al otro es negar a Dios en él.



3. Conclusión


a) Aprender a Escuchar: «escuchar debidamente», escuchar con la intención de «comprender». Procura primero entender tú, y sólo después, que te comprenda el otro.
b) No imponer mis ideas ni hacer un juicio sin antes haber observado.
c) Querer someter al otro a mis ideales = no permitirle pensar = no respetarlo = acto de violencia → conflicto.
d) Necesidad de reglas y principios → aceptados y funcionales (encausados por un líder).
e) Para dialogar debo escucharme, para aprender a escuchar al otro.
f) No puedo entender la realidad del otro y conversar con él si no he aprendido a escuchar.


Pablo Neruda
“El signo característico de nuestra época es, sin lugar a dudas, la soledad: la inmensa soledad que nace en el hombre al saberse y sentirse solo dentro de la multitud y el vocerío... La soledad encierra dentro de sí un ansia de muerte –la angustia- y un deseo irresistible de vida: el amor. Más lo trágico de nuestra época, ‘edad de los hombres solos’, es la negación del amor...”